miércoles, 17 de julio de 2013

Felicidad plástica.

Días buenos,
Días malos,
Días en los cuales son para matarnos.
Días tristes,
Días felices,
Días que aveces son solo grises.

Nubes opacas, el cielo con truenos,
cosa que puede ser solo un reflejo,
las flores marchitas, el alma enjaulada,
voces que solo gritan.

El sol resplandeciente, el paisaje azul,
las luces que brillan, exalta aquella luz,
la brisa fría, congela mi sonrisa,
pero no la quitare,
aunque me pidan.

Una simple sonrisa, alegra el día,
a pesar de que sea una sonrisa de hipocresía,
hipocresía para no transmitir preocupación,
porque en el fondo del corazón, esta llorando,
no por amor, no por cariño, solo falta de felicidad,
el autoestima tan bajo que el piso ha de rosar.

Las espinas duelen, los errores también,
las cicatrices sanan, pero la historia queda,
aunque nadie la pueda ver,
 y en mi mente la repito, una y otra vez.

Un breve silencio hay,
un vacío en mi corazón tengo,
tan frió como el polo,
que difícil es cargar,
cargar con la tristeza,
y el peso de lo que es tratar de esconderla,
para tener una felicidad plástica,
que no se ha de notar.